La acción se sitúa en dos espacios temporales diferentes: 1765 y 1965. El comienzo de la película tiene reminiscencias del Drácula de Browning: el personaje que da título al filme sale de su ataúd ubicado en un subterráneo polvoriento lleno de ratas y telerañas; en una cámara contigua yacen los restos de su amada Rebeca, atravesados por una estaca. El barón dice que el momento de la venganza ha llegado.